Según los testigos de la época, Blavatsky trabajó incesantemente en sus proyectos, con su salud seriamente resentida. El volumen de su trabajo se puede considerar en la obra “La Doctrina Secreta“. En esta incluye 2.000 citas, con indicaciones exactas de páginas y de autores, relacionando los libros que no habría podido leer, por lo menos directamente. Otro ejemplo de su trabajo y dedicación extensos es el libro Isis sin velo, con más de 1.300 páginas.

Según el crítico británico William Emmett Coleman, para escribir Isis sin velo, Blavatsky necesitaría haber estudiado 1.400 libros, lo cual sería imposible porque viajó constantemente con una pequeña cantidad de libros en su biblioteca personal. Por otra parte, si Blavatsky había leído todos los libros (muchos disponibles solamente en algunos museos o bibliotecas distantes) de los cuales cita fragmentos literales in extenso, durante sus libros, le habría llevado varias vidas para concluir la lectura de todos ellos.

Madame Blavatsky explicó que escribió tanto Isis sin velo como La Doctrina Secreta con la ayuda de los Mahatmas y que algunas veces le transfirieron sus conciencias a su cuerpo físico, en un proceso llamado “tulku“. Blavatsky afirmaba que tal proceso no era mediúmnico, porque los mahatmas no eran espíritus de muertos, sino seres humanos verdaderos en cuerpos físicos. Según ella, algunas descripciones y citas le fueron mostradas por ellos a través de la luz astral; otras veces, mientras dormía.
