La Terapia

Las cinco etapas del duelo, conformadas por la negación, la ira, la negociación, la depresión y finalmente la aceptación es un recorrido obligado que se transita para sanar, estas etapas no suelen ir en orden sino que vamos y venimos de ellas hasta que finalmente aceptamos la perdida como un hecho inevitable de la vida, la clave para superar estas etapas es comprender cómo se produce este proceso y en qué etapas nos pudiéramos encontrar.

En estos momentos de mi vida necesitaba regresar a terapia, después de tantos años tenía que aceptar que no lo había superado del todo la situación se me había ido de las manos, mucho tiempo paso desde aquel evento, ocho años ya, por lo tanto, me vi en la necesidad de tomar “al toro por los cuernos” y si la recomendación final como parte de la terapia era escribir notas sobre la historia de Walter, lo intentaría, según la doctora existían grandes posibilidades de que pudiera sacar todo lo que me angustiaba.

La historia de La Terapia nos invita a reflexionar sobre la capacidad que tenemos cada uno para superar un duelo o si es necesario recurrir a la ayuda de un profesional. El personaje principal nos cuenta su vida a través del tiempo y lo acompañan en esta aventura una familia singular, unos amigos solidarios y una terapeuta eficiente que lo ayudan a superar su duelo a través del amor, el análisis de sus emociones y el control de los pensamientos.

La Terapia es una historia que se desarrolla en la Ciudad de México, Madrid y Londres.

Cuando encontraron a la víctima tenía la garganta completamente cortada, una incisión profunda y extensa en el abdomen, y le habían extirpado el riñón izquierdo y la mayor parte del útero. Mientras le narraba a Mau ese suceso, escuché un ruido detrás de nosotros y vi de reojo una sombra que se dirigía con paso firme hacia donde estábamos, Mau también lo percibió, le dije en voz muy baja que aceleramos el paso, eran un poco antes de las 5:00 de la mañana y ese callejón sin salida parecía la boca del lobo y la espesa neblina no ayudaba en nada, llegamos casi al final de la calle, al voltear pude distinguir a una persona con un físico de gran tamaño que venía con paso decidido caminando hacia nosotros pero debido a la neblina característica de Londres no pude distinguirlo claramente, nos quedamos sin aliento, sin poder movernos por la sorpresa y el miedo, esa calle era muy oscura y el sujeto se veía enorme y superior a cualquiera de los dos.